“El 9 de febrero del '75 se inició el Operativo Independencia a partir de un decreto firmado por la entonces presidenta, María Estela Martínez de Perón. Cerca de 3.000 soldados se instalaron en el sur de la provincia de Tucumán, en los pueblos ubicados a lo largo de la Ruta 38. El comando táctico se estableció en Famaillá, y la V Brigada del III Cuerpo del Ejército, al mando de Acdel Vilas (y posteriormente, de Antonio Domingo Bussi), se encargó de poner en marcha el plan” (LA GACETA). El decreto 261/1975, fechado el 5 de febrero de 1975. El presupuesto 40 millones (artículo 7), las operaciones psicológicas que “sean requeridas” (artículo 6) y la acción cívica (artículo 5) “que sean necesarias sobre la población afectada por las operaciones militares”. Se envió el Ejército a ocupar la provincia de Tucumán con la excusa de combatir un foco guerrillero del ERP. Los soldados fueron desplegados en toda la provincia y se pusieron en pie decenas de campos de concentración. Unos días más tarde, ocuparon también Villa Constitución (Santa Fe).  “Al poco tiempo, Vilas creó en la Escuela Diego de Rojas, de Famaillá, el primer Centro Clandestino de Detención del país. Por allí pasaron más de 1.500 personas. La mayoría sufrió torturas, y muchos fueron asesinados y desaparecidos” (ídem). “Con el pretexto de combatir un minúsculo grupo insurgente, se puso en marcha un operativo mucho más ambicioso: buscaba acallar las voces de disenso y destruir el movimiento social tucumano” (ídem). Isabel Perón nunca fue citada en los juicios. Nadie se refiere a este tema como responsable político, operativo y ejecutor de los crímenes del Operativo Independencia. La represión comenzó antes, no por la malicia o error de la ex presidenta. El Operativo Independencia, según las investigaciones históricas, se inició en febrero de 1975, pero el decreto 1368/74 (6 de noviembre de 1974) dispuso el Estado de Sitio y otras medidas de seguridad. Se sabía de crímenes en Rosario, Córdoba y en fábricas de Buenos Aires y aquí luego de la huelga de la FOTIA y del encuentro de organizaciones en la Quinta Agronómica de la UNT. En la provincia gobernaba el caudillo peronista Amado Juri, al igual que Isabel Perón, también fue detenido cuando ocurrió el golpe de 1976. Su rol, según los diarios de la época, fue polémico. Estos operativos formaban parte de un intento desesperado por derrotar la insurgencia de los trabajadores que había comenzado en 1969 y que no habían logrado detener ni la vuelta de Perón en 1973. Un ejemplo de ello fueron las enormes huelgas azucareras de Tucumán y metalúrgicas de Villa Constitución, en septiembre de 1974. Las luchas trabajadoras cobraron toda su expresión con la huelga general de junio-julio de 1975 que enfrentó al Rodrigazo. La apelación al Ejército implicaba proyectar a las Fuerzas Armadas como árbitro final de la crisis. Para muchos investigadores, el Operativo Independencia, fue un adelanto del plan sistemático de genocidio luego desarrollado a escala nacional por la dictadura. Desde 1965 Tucumán vivía un cuadro convulsivo como producto de la crisis de la industria azucarera. La sangría social que provocaría el cierre de once ingenios. Entre 1969 y 1972 sucedieron tres enormes levantamientos populares conocidos como tucumanazo. La ocupación militar de 1975 tuvo como función preventiva evitar un cuarto tucumanazo: la huelga azucarera de 1974 había mostrado hasta qué punto la clase obrera tucumana conservaba fuerzas para la lucha. En esa oportunidad, una huelga general de 15 días, con marchas y actos masivos, pese a la represión, a la ilegalización de la FOTIA  y a las bandas parapoliciales, había sacudido a la población tucumana y puesto en alerta a la elite azucarera, que prestó toda su colaboración y recursos a la ocupación militar. El ejército ocupó la provincia todo el año ’75 y el ’76. Luego del 24 de marzo se prolongó, ya bajo la dictadura, pero en el período aún constitucional las Fuerzas Armadas ya habían asumido la conducción real de la provincia. Los partidos políticos, las cámaras empresarias, los medios de comunicación, diversas organizaciones de la sociedad civil apoyaron el Operativo Independencia. El Operativo Independencia logró el objetivo de inmovilizar a la clase obrera tucumana. La experiencia de aquel período va a dejar huellas imborrables en nuestro ATEP. Esta agreemiación, por ejemplo,  es intervenida un 31 de marzo de 1976 a través del decreto 76/3 del 30 de marzo, previamente celebra su última reunión el 8 de marzo de 1976 presidida por Arancibia. Y “en la madrugada del 24 de marzo de 1976, la sede gremial es ocupada por efectivos policiales, ocupación que se mantiene hasta el 29 del mismo mes”, día en que se produce el asesinato de Francisco Isauro Arancibia por parte de un grupo armado, junto a su hermano Arturo René Arancibia, también docente.

Pedro Pablo Verasaluse
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